21 sept 2018

Sin dispositivos celulares en la clase

Hace aproximadamente un mes se dio la noticia donde la Comisión de Instrucción Pública Cultura, Arte y Tecnología convocó a la Dirección de Educación Primaria de la Provincia de Catamarca (Argentina) para trabajar en el proyecto de ley que “prohíbe el uso de teléfonos celulares, dispositivos móviles u otros similares en horario de clases, por parte del personal docente, no docente y alumnos” que cuenta con media sanción de la Cámara de Diputados de la provincia. Si bien no se conoce una justificación explícita, se sugiere que con esta medida se persigue la regulación y uso responsable de los dispositivos móviles en el aula y en la escuela, a través de las normas de convivencia institucional de acuerdo al uso pedagógico tanto en docentes como en alumnos.
 
Como en otros lugares (Colombia, Perú) en Francia va hacia el mismo camino, la propuesta de ley (allí resta la confirmación del Senado) establece que, a excepción de aquellos lugares en los que el reglamento lo autorice, los alumnos no podrán utilizar un móvil en las escuelas primarias, las secundarias y los institutos. El texto defendido por el partido LREM (La República en Marcha) de Macron, considera que su uso “provoca numerosas disfunciones incompatibles con la mejora del clima escolar” y que su prohibición permitirá garantizar un entorno que favorezca la concentración. Incluso en el recreo, apunta, “puede ser nefasto al reducir la actividad física y limitar las interacciones sociales”.  Su uso, según los diputados, es susceptible de fomentar prácticas de riesgo como el ciberacoso o el cibersexismo, así como de exponer a los alumnos a “contenidos violentos o chocantes”, como la pornografía. La propuesta detalla que la medida no afecta al “uso pedagógico” de esos dispositivos, dentro de un “proyecto educativo preciso y controlado por el personal educativo”. 
Volviendo a nuestro contexto, esta medida va en contramano de algunas propuestas del Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Nación como el Plan Aprender Conectados  que abarca todos los niveles -inicial, primario y secundario- y para los Institutos de Formación Docente, busca garantizar la alfabetización digital para el aprendizaje de competencias y saberes necesarios para la integración en la cultura digital y la sociedad del futuro. 
La mera prohibición constituye una decisión simplificada de solución al potencial problema  que presenta el uso de estos dispositivos (uso irresponsable, como elemento de distracción, sedentarismo, falta de relaciones personales y peligro de ciberdelitos). De la misma manera se podría describir los posibles beneficios que pueden tener en el aula (mayor motivación, enfoque atencional, competencia digital, búsqueda y acceso a la información, trabajo en red, etc.) ¿Quién determina si un mismo objeto puede perjudicar o favorecer instancias de aprendizaje? Por los hechos, se presume que por "defecto" son más los perjuicios que las ventajas y aquí surge algo importante: la mediación,  los objetos por sí solo no marcan la diferencia, las secuenciación de contenidos, las estrategias, las actividades y las consignas de trabajo realizado por el docente es el valor agregado que enriquece la práctica docente, más allá de la tecnología aplicada. Nos podríamos preguntar  ¿Alguna vez se hizo el mismo análisis sobre el marcador y la pizarra?
Por otro lado, el impedimento del uso de estos medios en horario escolar no garantiza que su potencial peligro o amenaza desaparezca fuera del contexto áulico. Lo que es relevante es alfabetizar  a los estudiantes, docentes y directivos en el empleo de estos dispositivos, ser usuarios críticos no sólo en el empleo de estas tecnologías, sino también de los contenidos  (selección de información relevante, detección de las falsas noticias, etc.) y canales de comunicación que se disponen; todos estos recursos están accesibles al alcance de la mano (o un dedo si hilamos fino) y esto habría que extenderlo al contexto extraescolar para que impacte en el entorno social cercano a todos los miembros de la comunidad educativa, de esta manera tendremos usuarios críticos. La formación de los futuros docentes debe contemplar el uso contextualizado de las tecnologías en cualquier momento y lugar que se lo requiera, las tecnologías deben llegar a utilizarse en forma tan natural como el marcador y la pizarra, para eso los docentes deben disponer de un bagaje de estrategias y recursos para poder llevar a cabo en el momento que crean más conveniente, esto es materia pendiente en el momento de formación del profesorado. Y los estudiantes, más allá del concepto "nativo digital", deben conocer la potencial implementación de estos medios para aprender, más allá del uso social que proporciona.